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miércoles, 4 de enero de 2012

Capítulo 11: Ennio Morricone y Sergio Leone (1964-1984)


  • Ennio Morricone: 10 de noviembre de 1928 (Roma).
  • Sergio Leone: 3 de enero de 1929 (Roma) - 30 de abril de 1989 (Roma).
Orquestador habitual: Ennio Morricone.

   "Sergio Leone y yo éramos muy buenos amigos, nos conocíamos desde pequeños. Fue un grandísimo director. Aquellos que le llaman el rey de los spaguetti-western son unos imbéciles que no entienden nada. Su progresión artística e intelectual desde Por un puñado de dólares hasta Érase una vez en América fue increíble. En ningún otro cineasta he notado una evolución tan grande. Cada película era un inverosímil salto hacia adelante. A menudo me pregunto qué estaría haciendo si viviera". Con esta incuestionable contundencia se expresa el compositor romano Ennio Morricone a la hora de recordar a Sergio Leone. Durante veinte años colaboraron en una docena de películas, que, pese a sus irregularidades artísticas, pueden ser consideradas como parte esencial de la historia del cine europeo moderno. Por un lado, los largometrajes dirigidos por Leone: Por un puñado de dólares, La muerte tenía un precio, El bueno,el feo y el malo, Hasta que llegó su hora, ¡Agáchate,maldito! y Érase una vez en América. Por otro lado, aquellos en los que intervino como productor ejecutivo: Mi nombre es Ninguno, El genio, Il gatto, Il giocattolo, Un sacco bello y Bianco,rosso e verdoneLa mayoría de los mencionados largometrajes pertenecen al género del western, o, para ser más precisos, al subgénero llamado spaguetti western, estilo puramente europeo pero con evidentes raíces norteamericanas, caracterizado por una estética de apariencia sórdida aunque, en el fondo, muy estilizada. Sus comienzos se remontan a principios de la década de los 60 con filmes dirigidos por, entre otros, Michael Carreras (Tierra brutal) o Joaquín Luis Romero Marchent (El sabor de la venganza). No obstante, no sería hasta Por un puñado de dólares (Per un pugno di dollari, 1964) que el spaguetti western adquiriera renombre internacional. Protagonizado por un joven Clint Eastwood, rescatado de la serie de televisión Látigo (Rawhide), en la que actuó desde 1959 hasta 1965, Por un puñado de dólares fue en su momento un considerable éxito comercial que aupó de manera repentina a sus máximos responsables artísticos, en concreto a su compositor, a su director y a su actor protagonista. Para gran parte de la crítica la película cambió de manera radical la manera de hacer cine, personificada en las figuras de Leone y Morricone, quienes mostraron con su carácter innovador que era posible una variante estilística más allá de las meras copias accidentales anteriores, y, cómo no, posteriores. La partitura del músico italiano se convirtió en un fenómeno popular sin igual gracias a sus melodías pegadizas y carismáticas. Su singular capacidad de adaptación al argumento y, en especial, a los personajes contribuyó además a resaltar la enérgica y apasionada dirección de Sergio Leone. Desde el punto de vista temático, Morricone juega con los motivos tradicionales fronterizos mejicanos, a los que aporta, de manera muy sutil, un toque personal basado en este caso en el empleo de la trompeta solista y del silbido como elementos característicos de la acción. Es indudable, sin embargo, la influencia de Dimitri Tiomkin, y en concreto de su celebérrimo 'De güello', presente en sus scores para Río Bravo y El Álamo. "El western respondía a toda una serie de tipologías y estereotipos norteamericanos. En lo personal yo detesto estas tipologías del cine de Hollywood, así que, mediante una expresión personal, tomé los prototipos y los cambié, hubo entonces una renovación dentro del género del western, por eso el público le ha dado una gran aceptación a mis películas". Pero Morricone parece huir de una simple adaptación para elaborar una partitura de gran carácter y sobriedad, modelo a posteriori de todos los spaguetti western producidos durante casi dos décadas.
   Por un puñado de dólares es la primera de una trilogía, completada por La muerte tenía un precio y El bueno,el feo y el malo, que gira alrededor de un personaje, interpretado con nombres diferentes (Joe, Manco y Blondie) por Clint Eastwood, prototipo de hombre solitario sin aparentes raíces y de aureola profundamente misteriosa. En La muerte tenía un precio (Per qualche dollaro in più, 1965) Leone dibuja, a través de diálogos muy templados, casi como sus personajes, un árido oeste de antihéroes sin patria cuyo única obsesión es lo material. La música de Morricone sirve de perfecto contrapunto a la parquedad en la palabra de los personajes, retomando sus melodías fronterizas e imprimiendo protagonismo a instrumentos como la guitarra eléctrica, las castañuelas, la ocarina, la trompeta o la armónica, pero sin dejar de lado la sugerencia del silbido y la voz masculina.
   La denominada "Trilogía del dólar" tiene su perfecto epílogo con El bueno, el feo y el malo (Il buono, il brutto, il cattivo, 1966), cinta que recibió en el momento de su estreno exacerbadas críticas debido a su extrema violencia. No obstante, Leone respondió que "las muertes en mis películas son exageradas porque quiero hacer una sátira de los demás westerns. El Oeste fue hecho por hombres violentos y sin complicaciones, son esa fuerza y simplicidad las que quise reflejar en mis películas". Ambientada durante la Guerra de Secesión, en un lejano oeste aparentemente esquivo a la contienda entre el norte y el sur, la película cuenta con un score muy influido por sus partituras predecesoras, pero enfatizando en esta ocasión el lado más melodramático de la historia. Nos volvemos a encontrar con campanas, guitarras, trompetas, silbidos, voces masculinas (yodel), y sobresale un tema principal que, entre sus líneas melódicas, simula los aullidos de un coyote, símbolo del carácter áspero y rudo de los personajes.
   Con su siguiente aventura cinematográfica, Hasta que llegó su hora (C'era una volta il West, 1968), Leone deja atrás las películas de relativo bajo presupuesto y se embarca en una coproducción italoamericana de más de cinco millones de dólares, iniciadora de la llamada "Trilogía Érase una vez (Once upon a time)". Protagonizada por estrellas del calibre de Henry Fonda, Claudia Cardinale, Jason Robards y Charles Bronson, Hasta que llegó su hora no tuvo la respuesta esperada en taquilla, y, en especial, en Estados Unidos, ya que el público norteamericano asimiló negativamente el rol de villano de Fonda, acostumbrado a sus habituales caracterizaciones honestas y amables. Pese a ello, hoy en día es considerada como una de las obras cumbres del género, inspiradora de autores como Sam Raimi o Quentin Tarantino. En cuanto a la música, Leone era ya plenamente consciente de la trascendencia de las creaciones de Morricone, por lo que en esta ocasión le solicitó que la compusiera con antelación y supeditando el montaje al propio score. Una clara muestra de la plena confianza de un director hacia su compositor. La banda sonora se aleja de la trilogía precedente para acercarse a una temática mucho más lírica, sobre todo en los temas dedicados al personaje interpretado por Claudia Cardinale ('Once upon a time in America', 'A dimly lit room', 'Jill's America', 'Finale'). Sin embargo, los demás personajes principales también poseen su propio motivo; así, se distinguen 'Farewell to Cheyenne' para el interpretado por Jason Robards, 'Man with the harmonica' para el de Charles Bronson y 'The man' para el de Henry Fonda. Morricone advirtió con meridiana claridad que un filme con imágenes tan poderosas como Hasta que llegó su hora necesitaba una línea melódica de gran prestancia.
   Tres años después Sergio Leone continuó con su particular obsesión con el cine del oeste, en esta ocasión ambientando su empresa en la Revolución Mejicana. ¡Agáchate, maldito! (Giù la testa, 1971) cuenta en sus principales papeles con dos actores de fuerte personalidad, Rod Steiger y James Coburn, quienes saben imprimir la intensidad necesaria a una historia ya de por sí enérgica y espectacular. La banda sonora se inicia con el tema que da nombre a la película, 'Giù la testa', una melodía paradójicamente jovial y ligera que declara sin tapujos las intenciones finales de la película, que, pese a su violencia explícita, no oculta su lado irónico. El componente informal del tema principal da paso a una sucesión de temas  que combinan todo el universo melódico del maestro romano, quien juega con increíble solvencia con la amplitud de los matices del argumento, dando una especial importancia a aquellos que resaltan lo mordaz.
   En 1973 y 1975 Leone participó, aunque no fue acreditado pese a ser productor, en la realización de dos tradicionales spaguetti western protagonizados por Terence Hill: Mi nombre es Ninguno (Il mio nome è Nessuno), dirigido por Tonino Valerii, y El genio (Un genio, due compari, un pollo), realizado por Damiano Damiani. En ambos la música fue compuesta de nuevo por Ennio Morricone, quien escribió dos scores muy semejantes en su ideario musical y claramente autorreferenciales.
   Durante casi una década el director romano se implicó obstinadamente en la preparación de su siguiente y más ambicioso proyecto: la adaptación de la novela de Harry Grey The Hoods, y que llevaría por título Érase una vez en América (Once upon a time in America, 1984). Con un presupuesto estimado en unos 30 millones de dólares de la época, la película fue maltratada por la productora y los distribuidores al dividirla en dos partes y, peor aún, al ser estrenada en Estados Unidos con cerca de cien minutos menos de su duración final, 229 minutos. Sin embargo, obtuvo un casi unánime reconocimiento crítico, acrecentado con el paso del tiempo, recibiendo premios como el de mejor película extranjera para la Academia de Cine de Japón, el BAFTA británico al mejor score y al mejor vestuario, y nominaciones a los Globos de Oro en los apartados de música y dirección. La historia del filme se centra en unos convulsos principios del siglo XX en Manhattan, donde un grupo de amigos malviven en los suburbios y acaban prosperando dentro del mundo de la delincuencia organizada; pero un incidente con un mafioso del barrio hace que uno de ellos acabe en prisión y permanezca en ella durante doce años. A su salida se reencuentra con sus viejos amigos de fechorías adolescentes, llegando a convertirse, en plena ley seca, en una de las mayores bandas de gánsteres del estado. Protagonizado por actores y actrices de la talla de Robert de Niro, Joe Pesci, James Woods, Elizabeth McGovern, Treat Williams o Danny Aiello, Érase una vez en América resulta un largometraje  que, pese a sus imperfecciones, describe con gran naturalidad un momento de la reciente historia de los Estados Unidos marcado por la violencia y el desamparo social. Para ilustrarlo Ennio Morricone compuso la que puede considerarse su obra cumbre, y en ella el maestro romano da rienda suelta a su don melódico, expresado en una serie de motivos que irradian poesía y sensibilidad. 'Chilhood memories', 'Deborah's theme', 'Friends' o 'Friendship and love' son tan sólo meros ejemplos de una obra de increíble belleza melódica, cuyo poder de seducción y, en especial, de adaptación a las imágenes, la han convertido en paradigma de score romántico.